El "inmenso potencial" de los robots va a dibujar un futuro "mucho más extraño" que el tantas veces imaginado escenario de convivencia con humanoides, un camino que estará cargado de conflictos éticos y marcado por una inteligencia artificial que será también emocional. Es la visión del experto en robótica y fundador de la compañía iRobot, Colin Angle, quien considera que los robots representan "la gran esperanza" de la humanidad, porque contribuirán a que las personas gocen de una mejor calidad de vida y estén más unidas.
"La gente que se preocupa por los robots humanoides quizá se esté haciendo la pregunta equivocada. El futuro va a ser mucho más extraño (...) Mucho antes de que lleguemos a tener humanoides robóticos vamos a tener que plantearnos la pregunta de qué es lo humano", explica el ingeniero en una entrevista con Efe.
Angle indica que ya existen implantes robóticos para escuchar mejor y brazos robóticos que se controlan con la mente, que se están investigando ojos robóticos que devuelvan la vista y prevé que aparatos construidos por el hombre puedan ampliar la memoria.
"Habrá problemas éticos en los próximos 20 o 40 años, el mayor de ellos es que las personas que puedan comprar esa tecnología pueden tener más capacidad que alguien que no pueda comprarla. Va a ser un tiempo muy interesante", relata. Tiempo necesitado de filósofos, sin duda.
Angle dice que la era práctica de los robots no ha hecho más que comenzar, ésa en la que "tienen sus primeros éxitos fuera de las fábricas".